domingo, 6 de diciembre de 2009

Cuando el no se convirtió en sí...

Me preguntaste cuándo dejé de creer en Peter Pan... fue cuando el no se convirtió en sí. Desde ese momento Peter se quedó en Nunca Jamás y ya no he podido encontrar el camino de vuelta. No creas que te estoy culpando, sólo respondo a tu pregunta. Fui yo la que decidió convertir aquel no en un sí, fui yo la que decidió no hacer caso a la razón, la que ignoró aquella voz que no paraba de repetir "no lo hagas"... pero lo hice, desobedecí la única norma que me había impuesto y decidí saltar al vacío. Y ahora, cuando la tormenta parece que ha pasado y que el mar está en calma, intento encontrar el camino de vuelta... aunque algo me dice que no lo lograré.
Cuando decidí convertir ese largo no en un escueto sí cambié el rumbo de nuestra historia. El argumento principal se vio truncado por la decisión de uno de los protagonistas haciendo que la pluma trazara nuevas lineas sobre el papel, creando borrones de tinta ante la inesperada respuesta argumental. Y fue en uno de esos borrones en los que olvidé cómo volver a Nunca Jamás. No me di cuenta de mi olvido hasta mucho tiempo después, cuando ya era demasiado tarde. He intentado buscar el camino de vuelta muchas veces, pero sólo consigo encontrarme más perdida. Demasiadas cosas cambiaron en el transcurso de unos segundos, los que tomé para decir sí en vez del ya acostumbrado no.
Y ahora, sentada en el acantilado de siempre, espero que salga la luna y contemplo la estrella que nunca volveré a alcanzar, aquella segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.