lunes, 29 de noviembre de 2010

Calzoncillos, un balón y dos porterías.

29 de Noviembre. Hoy una nación se ha paralizado. Una mitad vestida de blanco, otra vestida de blaugrana. Todos frente a un televisor, en casa o en el bar, pero siempre mejor acompañados. Muchos desempolvarán una pequeña radio, aquel aparato que ahora sólo se saca para eventos especiales como el de hoy. Pipas y demás frutos secos acompañarán la jornada junto con botellines y litronas de cerveza. Todos, vestidos de uno u otro color, centrados durante 90 minutos en una pelota sin perder un solo momento la atención.

Hoy, 29 de Noviembre, hace exactamente dos meses que la misma nación se "movilizó" en una huelga general por sus derechos laborales y sociales. Una huelga de la que ya nadie se acuerda. Como no se acuerda de las miserias y catástrofes del mundo que sólo consiguen escandalizarla por unos segundos insignificantes.

Será cuestión de ponerse unos calzoncillos y correr tras un balón... quizás sea la única manera de llamar la atención sobre aquello que debería impactar al mundo y hacerlo reaccionar.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

En cierto banco...

Coches de todos los colores, marcas y modelos pasan a gran velocidad sin dejar tras de sí más que una capa de polución. En la acera gente de todas las edades y estaturas corren arriba y abajo llegando tarde a algún lugar. Y en aquel banco, descolorido por el paso del tiempo, sigue sentada una mujer. Nunca nadie repara en ella si no es para increparle que está en medio. Nunca nadie la ve llegar ni nunca nadie la ve marchar. Pero ella sigue allí. Día tras día. Tarde tras tarde. En su cara, ya arrugada, se dibuja una sonrisa cansada y sus ojos, aquellos ojos oscuros para quien quiera fijarse, desprenden tranquilidad. La paz y tranquilidad de quien ha vivido penas y alegrías. La luz de quien ha sobrevivido al paso de toda una vida.

Si alguien se acercara a ella y se sentara en aquel banco gozaría de su compañía y se empaparía de su sabiduría. Puede que nunca haya ido al colegio, que no sepa de matemáticas, de finanzas o de tecnología. Puede que no tenga una carrera universitaria pero es licenciada en la vida. Ha sido sastre, costurera, economista, psicóloga, jardinera, cocinera, limpiadora, profesora, educadora, camarera, enfermera, niñera... no en vano ha sido esposa,  madre y mujer en una sociedad patriarcal. Ha vivido muchos cambios y ha luchado por muchos de ellos. Ha visto cómo la sociedad cambiaba, a veces a mejor, a veces a peor. Ha visto cómo pequeñas ciudades de provincia se convertían en grandes e importantes núcleos urbanos, cómo las mujeres accedían a la educación y a la vida laboral con una progresiva idea y ejemplo de igualdad. Ha visto desaparecer los pequeños comercios sustituidos ahora por grandes superficies comerciales, igual que ha visto cómo han ido sustituyendo puestos de trabajo por máquinas inanimadas. Todo ello en pos del progreso y la modernidad. Pero ahora que por fin goza de tiempo para sentarse y observar todos esos cambios se da cuenta que persiguiendo el progreso la sociedad se ha olvidado de vivir.

Todo el mundo vive pendiente del reloj. Desde que suena el despertador por la mañana hasta que lo programamos para la mañana siguiente vamos corriendo a todos lados para no llegar tarde. Por eso ahora se sienta en ese banco sin esperar nada en especial. Porque para ella no hay nada mejor que poder disfrutar del tiempo, que al fin y al cabo es de lo que se compone la vida, compartiendo con quien quiera "perder" algo de su preciado tiempo el placer de respirar y contemplar la sociedad que hemos construido para poder soñar y luchar por un futuro mejor.