martes, 2 de diciembre de 2008

Reflexiones

Dicen que no se pueden gobernar los sentimientos. Que aquello que dicta el corazón es lo único que vale la pena. Intento ser racional, pensar cada uno de mis movimientos, analizar todo lo que siento pero aun así hay algo que siempre escapa de mi control. Se va filtrando poco a poco en mis pensamientos, primero no es más que una idea que deshecho sin esfuerzo, luego ya es algo en lo que pienso durante largo tiempo hasta que finalmente acaba apoderándose de mis sueños. Son curiosos los sueños. Dicen que no son más que el reflejo del subconsciente. Un momento de libertad a cambio de una vida de esclavitud haciendo lo correcto. También hay quien dice que cuando soñamos no hacemos más que contemplar nuestras múltiples vidas paralelas. Vidas de las que sólo podemos ser conscientes mientras estemos inconscientes.
Personalmente prefiero pensar que es una mezcla de las dos ideas, que cuando soñamos somos libres precisamente por tener la posibilidad de conocer todo aquello que nos es desconocido, esas vidas que supuestamente estamos viviendo pero de las que no podemos tener noticias más que en sueños. Creo que por eso a veces soñamos despiertos, porque la vida es algo intenso, vivir día a día, momento a momento, y el periodo de sueño no basta para experimentar todo lo que se puede llegar a sentir en los múltiples momentos que forman un solo día de nuestra limitada existencia. Quizás por eso soñamos despiertos, porque en ese momento estamos sintiendo algo realmente importante en alguna de nuestras vidas paralelas, algo que no podemos dejar de compartir con nosotros mismos. Como decía, son curiosos los sueños. Unos apacibles, otros excitantes, algunos aterradores y muchos otros que olvidamos justo antes de despertar.
Pero volvamos al tema que nos ocupa. No soy capaz de racionalizar todo lo que hago, digo o siento. Debería poder hacerlo, todos deberíamos poder hacerlo, por algo pertenecemos a la especie humana. El raciocinio es, de hecho, aquello que nos caracteriza como tales. Pues bien, yo no soy capaz de hacerlo. No puedo negar la evidencia, puedo intentar esconderla, disfrazarla de mentiras, pero estoy muy cansada de mentirme a mi misma, no lleva a ningún lugar. Y más cuando sabes desde el primer momento que aquello de lo que te intentas convencer no es más que una absurda mentira.
Mentiras, otra cosa curiosa. Mentimos constantemente, y como en el caso de los sueños hay diversos tipos de mentiras. Están aquellas que se dicen para no herir a alguien, que tienen buena intención (las llamadas mentiras piadosas), en su lado opuesto están aquellas que planeamos con avidez para dañar a alguien y a camino entre unas y otras están aquellas que nos contamos a nosotros mismos para intentar convencernos de algo que nos haga sentir mejor. Las dos últimas no tienen un nombre concreto, se las considera mentiras simple y llanamente. Lo curioso estriba en que hay veces en las que nos acabamos creyendo nuestras propias mentiras e incluso podemos sentirnos algo mejor gracias a ello. Aunque al fin y al cabo no son más que engaños y falsedades. Quizás de ellas estén compuestos los sueños, de todas esas mentiras que vamos diciendo a lo largo de los días, y quién sabe, quizás incluso esas mentiras puedan alcanzar nuestras vidas paralelas interfiriendo de algún modo en su transcurso.
Así pues, somos capaces de soñar y mentir sin esfuerzo aparente, pero no podemos racionalizar del mismo modo, al menos yo no puedo. Quizás la solución sea rendirse a los sueños y dejar que alguna de mis vidas paralelas tome el control durante un tiempo.



P.D: gracias a cierta persona por descubrirme la existencia de las posibles vidas paralelas en una de esas fascinantes conversaciones sentadas en algún café.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Las marcas del ratoncito Rodriguez

Un día te levantas y no sabes dónde estás. A tu lado alguien ocupa media cama, intentas recordar qué pasó la noche anterior pero solo puedes pensar en el dolor de cabeza que tienes. Desesperas un poco al darte cuenta que no estás en tu habitación y que no sabes cómo llegaste hasta allí. Te levantas dispuesta a irte a casa, pero despiertas al otro ocupante de la cama, el cual supones es el dueño de la casa. Si tuviera algo de suerte todo habría quedado en una simple anécdota, una noche con demasiado alcohol y una aventura de una noche con un apuesto desconocido. Claro que no voy a tener tanta suerte...

Per favor...

No me pidas que te pida perdón por algo que ya no recuerdo cómo empezó.
Deja que me quede sólo con los buenos momentos.
Ayúdame a olvidar las discusiones y los malos ratos.
No permitas que me quede sólo con aquello que me hace daño igual que nunca me permitiste caer.
Déjame darte las gracias por estar a mi lado y olvidemos los "lo siento".
Alégrate de que siga hacia adelante como has hecho tu.
No me recrimines por haberme equivocado, sólo asegúrame que de los errores se aprende.
Demuéstrame que alguna vez existió esa mano tranquilizadora que me ayudaba a ser mejor.
Asegúrame que los sueños se cumplen.
Deja que el tiempo cure las heridas.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Soñar

Intento recordar y me pierdo entre los sueños. Me desespera no ser consciente de mis actos y a la vez adoro saber que por un instante fui libre de cualquier consecuencia.

Quizás la verdadera libertad sólo se encuentre entre los sueños.

martes, 24 de junio de 2008

Sabes que eres mallorquín cuando....

1) Tienes alguna tía, tía abuela o familiar que se llame Apolónia, Catalina María, Antonia María o Juana Ana. Y no te resultan totalmente extraños los nombres Norat, Nofre, Isidora, Cosme, Melsion o Práxedes (Pixedis).

2) A tus padres ni se les pasó por la cabeza llamarte otra cosa que el nombre de tu abuelo/a.

3) Has oído alguna vez a un padre que anuncia que "va a colgar a sus hijos" y ni llamas a la policía ni te alarmas.

4) Te asombras de que en la Península hagan bocadillos sin tomate ni aceite.

5) Te asombras de que nadie sepa en la Península (ese territorio salvaje y un poco hostil) qué es un reventado, y menos aún de Amazonas.

6) Te vas a la playa a Es Trenc (si eres de Palma) y la gente te dice al volver "t'has anat tan enfoooooooora?"

7) Eres absolutamente incapaz, genética y cognitivamente, de entender las diferencias de registro semántico de ir/ venir/ volver/ subir/bajar/ traer/ llevar. Así, dices "ahora vuelvo" cuando te vas, y "subir a Palma" cuando estás al norte.

8) Te parece que las Quelytas con sobrasada son un manjar digno de dioses (lo son).

9) Vuelves de cualquier viaje paradisíaco (Bali, Seychelles, Bahamas...) y la gente te espeta un "si, peró com a Mallorca no s'hi está".

10) Has visto en directo, y sin anestesia, como agarran a un gorrino, le han asestado tremenda puñalada traicionera en el cuello, lo has visto gritar (bramar, en mallorquín), y te has puesto a hacer todo tipo de embutidos con los restos del bicho. Y estaban deliciosos.

11) Nunca aciertas cuando llamas a un amigo/a para felicitarle el santo (Gràcies rei peró jo som dels ases/ albercocs/ es meu es per decembre).

12) Felicitar el santo es casi tan o más importante que el cumpleaños.

13) Te cuesta un montón decir las palabras "tests", "taxi", "próximo", "semana" y "caramelo" (las dos últimas sin geminar la consonante; sem·mana y caramel·lo).

14) No te extrañas de que la verdulera/ carnicero/ dependiente te llame ''rei" o "reina".

15) No pones el intermitente en las rotondas ni pa Dios.

16) Circulas por el carril de en medio en las autopistas. Incluso sino hay nadie más.

17) Llamas a las aletas de bucear "patos", a la máscara "careta" y a los lápices de color "pinturetas".

18) Has oído las expresiones "esborrar" o '"estijeras".

19) Aunque no hables ni papa de mallorquín, dices que estás "empreñado".

20) Saludas diciendo "uep".

21) Te sientes más seguro en el Bronx que (si eres de Palma) en las verbenas de Binissalem, Costitx o Consell ( y muchos más pueblos).

22) No tienes ni puta idea de lo que es ligarte a una mallorquina en un bar de copas. La última tía que te enrollaste era de Castellón y estaba de vacaciones.

23) Te puedes tirar tranquilamente media hora en una tienda sin que ningún dependiente/a te pida qué quieres.

24) No te extraña la expresión "ya te diré cosas" (e, indefectiblemente, entiendes que hay que pasar a otro tema, que de eso, nada de nada).

25) Conoces a gente que habla mallorquín pero que en medio de una frase te puede soltar expresiones como "amigo, quina noche que varem tenir"; "ui, aixó me fa un asco que no vegis"; "si ja t'ho deia jo, que era un sinvergüensa aquell jove"; "jo trob que t'hauries de comprar uns vaqueros".

26) Has oído que tal y cual "festegen" (cortejan)... Toma ya!

27) Para confirmar o negar (durante una conversación) dices "sí sí sí sí" o "no no no no" o un enfático "caaaaaaaaa!"

28) Te mueres por comer "raors" y "caproigs" (son otro manjar de dioses).

29) Tienes alguna tía/tía abuela monja.

30) (esto es inaudito en otras partes del país) Tienes 13 años, y en la boda de tu tío Tomeu te dejan fumarte un puro como un piano de grande.

31) En la agenda de tu móvil tienes por lo menos 5 Xiscos, 6 Jaumes, 4 Catis (o Linas), 10 Tonis y 4 Tomeus o Tolos.

32) Si te estás metiendo en el agua de la playa poco a poco y alguien te moja, puedes decir tranquilamente "no me esquites".

33) El agua del mar está insoportablemente fría hasta mediados de julio y sólo se puede nadar hasta el 1 de septiembre, que es cuando, a no ser que seas guiri, acaba el verano oficialmente.

34) Has oído decir "orguesta" en vez de orquesta.

35) Colocas la conjunción "pero" a final de frase y acentuada en la última vocal... "Sabes que es de caro esto, peró".

36) Sólo vas a ver al Mallorca cuando está en primera, y una buena temporada es que se quede en la división en la que está.

37) 'Guapo' es un adjetivo polivalente y no sólo referido a entidades vivas. "Qué coche más guapo!"

38) "Es deixons" i "sa dallona" son términos deícticos polivalentes que sirven tanto para señalar un coche como un trozo de pan como el mando a distancia. Ejemplo: "Pasa'm es deixons de devora sa dallona que està demunt de sa tele". Hasta has oído el verbo "deixonarse".

39) Tienes una abuela o abuelo que a los dibujos animados los llaman "periquitos".

40) Has bebido palo con sifón alguna vez.

41) Llamas a las albóndigas "pelotas".

42) Utilizas la expresión "pa paaaaam!" para imitar una caída al suelo o cuando a alguien le dan (arrean) una bofetada (una paparra).

43) Si te pasas con la bebida no te pillas un pedo, sino "una merda" o una "moixa" (gata)

...

viernes, 30 de mayo de 2008

Cómo llegar a casa

Prepara la maleta. Ropa, libros, neceser, algunos regalos... Por suerte recordaste comprar el candado ayer por la tarde. No dejes las llaves dentro. El portátil en su maletín, los apuntes en la mochila con las galletas y la botella de agua. En el bolso las llaves de la maleta y de casa, la de aquí y la de allí, la cartera (no olvides el DNI), la reserva con el número de vuelo, el móvil, la cámara de fotos, el mp3, las gafas de sol y los chicles, no vayas a marearte. Ropa cómoda, el viaje es largo. Vaqueros, camiseta, chaqueta y deportivas. Nada de joyas, no vayas a pitar en el detector de metales. Pelo recogido y cara lavada. Ya es la hora. Mochila a la espalda, el bolso en un hombro y el portátil en el otro. En una mano la maleta, por suerte con ruedas, y en la otra el billete del autobús.

Llegada a la estación de autobús. Encuentra el bus correcto, es el que va directo, no lo olvides. Deja la maleta, sube, busca tu asiento y acomódate entre el bolso, la mochila, el portátil y la chaqueta. Ponte las gafas de sol y enciende el mp3. Te esperan dos horas y media de camino. LLegada al primer destino del viaje. Carga con la mochila, el bolso y el portátil. No olvides la chaqueta. Baja del autobús y busca tu maleta, que seguro se ha movido y está en el otro lado. Comprueba que es la tuya. Sal de la estación y busca un taxi que te lleve al aeropuerto. A la terminal 2, vuelos nacionales.

LLegada al aeropuerto. Paga el trayecto, sal del taxi con todos tus enseres, espera a que el amable taxista que te ha dado conversación durante todo el camino te saque la maleta y te desee buen viaje. Entra en el aeropuerto y busca el mostrador de facturación de la compañía correspondiente. Mientras haces cola quítate las gafes de sol, guarda el mp3 y saca el DNI y la reserva del vuelo. LLega tu turno. Pones la maleta en la cinta, no sin cierta dificultad, y compruebas aliviada que no supera los 20 kg mientras entregas tu DNI a la trajeada señorita del mostrador y le indicas tu destino. Pides un asiento lo más alante posible y pasillo, a ser posible. Te devuelven el DNI junto con la tarjeta de embarque mientras la amable señorita te indica la letra de tu puerta de embarque, aun no asignada, que tendrás que comprobar en los monitores. Das las gracias y te diriges con todas tus pertenencias y con el DNI y la tarjeta de embarque en la mano al filtro de seguridad. De camino tiras la botella de agua (ya no se pueden pasar líquidos).

LLegas, te recuerdan todo lo que no puedes llevar y aseguras no llevar ninguna botella de agua mientras enseñas la tarjeta de embarque. Pones la chaqueta, el bolso y la mochila en una bandeja. Sacas el portátil de su maletín y dejas ambos en otra bandeja junto con el cinturón, la tarjeta de embarque y el DNI. Compruebas que no llevas nada metálico. Revisas dos veces cada bolsillo y por fin te pones en la cola. Dejas las bandejas en la cinta y te dispones a pasar el detector. Con suerte no pitarás, sin ella tras asegurar que no llevas nada metálico te harán quitarte los zapatos y pasarlos por la cinta (aunque sean deportivas) y volver a pasar. Si vuelves a pitar te pasarán el detector de mano antes de dejarte pasar. Recoges tus bandejas y te diriges a la mesa más cercana. Te calzas, te pones el cinturón, metes el portátil en su bolsa, guardas el DNI en tu bolsillo (te lo pedirán al embarcar) y cargas con todas tus pertenencias con la tarjeta de embarque en la mano. Recorres medio aeropuerto hasta llegar a la zona de embarque indicada en tu tarjeta. Compruebas en los monitores la puerta que te corresponde y te diriges a ella. De camino paras en una máquina expendedora y compras una botella de agua por un precio abusivo. Buscas un asiento libre cerca de la puerta y de los monitores, no sea que decidan cambiarte la puerta de embarque. Dejas todas tus pertenencias a mano y te sientas. Te queda una hora de espera (siempre que no haya retraso). Sacas los apuntes y las galletas y te pones a estudiar.

Empiezan a embarcar. Guardas los apuntes, sacas la tarjeta de embarque y el DNI y te pones en la cola. Entras en el avión (con suerte a través de finger y no de jardinera), buscas tu asiento, pones la mochila, el bolso y la chaqueta en el compartimento de equipajes, el portátil debajo del asiento delantero y te sientas asegurándote de tener el DNI y la tarjeta de embarque (imprescindible si te perdieran la maleta) en el bolsillo. Dejas pasar al pasajero del lado de la ventana, te abrochas el cinturón y esperas el despegue. Cuando las azafatas se distribuyen a intervalos regulares y empiezan las explicaciones de seguridad sabes que queda poco. Una hora más tarde aterrizas en casa. Desabróchate el cinturón, coje el portátil, la mochila, el bolso y la chaqueta y sal del avión. Dirígete a la recogida de equipajes y busca la cinta correspondiente a tu vuelo. Mientras esperas te comes el caramelo que te han dado antes de aterrizar. La cinta empieza a correr. Espera a que salga tu maleta. Si no te la han perdido la recojes, compruebas que es la tuya, y te diriges, por fin, a la puerta de salida. Una vez fuera busca entre el montón de gente una cara conocida.

YA ESTÁS EN CASA.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Gracias por hacer que sea como soy

No dudes que aun hoy sigo siendo aquella niña pequeña que necesita que la protejan de vez en cuando. Después de tantos años sigues aportándome esa seguridad que me empujó a descubrir el mundo por mi misma. Porque sé que de caerme estarás ahí para tenderme la mano y saber que me obligarás a levantarme y a intentarlo de nuevo me hace querer seguir adelante.
Gracias por estar siempre a mi lado y no subestimarme. Sin ti no sería como soy.

-Gracis per tot, t'estim-

viernes, 23 de mayo de 2008

Final Feliz

Ayer encontré el cuento aquel donde todo acababa bien. El mismo en el que me convertiste en una princesa a la que rescatabas y con la que vivías mil aventuras. Como valerosos guerreros salvábamos a desdichados poblados de temibles dragones mientras recorríamos el mundo a lomos de briosos corceles blancos. Navegábamos a bordo de imponentes carabelas como capitanes piratas y atracábamos cada noche en nuestra isla secreta, la misma donde escondíamos nuestros tesoros. Como hechiceros creábamos pócimas que nos permitían hacer cualquier cosa. Fuimos gnomos, reyes y humildes campesinos. Fuimos guerreros, piratas, brujos e incluso jinetes de dragón. Podíamos ser cualquier cosa mientras estuviéramos juntos porque siempre había un final feliz. Buenos o malos; ricos o pobres; grandes o pequeños... todo era posible y mágico.

Lástima que el tiempo juegue en nuestra contra y haga que poco a poco dejemos de creer en la magia. A medida que fuimos creciendo las aventuras fueron menguando, de cada vez pasaba más tiempo entre una y otra... hasta que dejamos de imaginarlas. Ya no había peligrosos caminos que recorrer, ni misteriosas pócimas que preparar... Sustituimos los dragones y las doncellas en apuros por preocupaciones y deberes. Dejamos de creer en mundos mágicos con final feliz para centrarnos en un mañana incierto lleno de obligaciones. Y solo una vez que estamos en ese mañana nos damos cuenta que nunca debimos dejar de creer. No podemos evitar crecer y hacernos cargo de ciertas obligaciones, pero eso no tiene por qué conllevar dejar de correr aventuras a lomos de dragones y hadas.

Ojalá nunca dejáramos de creer que un final feliz siempre es posible.

viernes, 9 de mayo de 2008

Utopía

Dime que no vale la pena sonreir.
Dime que soñar es una pérdida de tiempo.
Dime que luchar por lo que quieres no sirve de nada.
Dime que querer superarse es de necios.
Dime que afrontar los problemas no trae más que complicaciones.
Dime que el optimismo sólo conduce a la locura.
Dime que el fin justifica los medios.
Dime que la soledad es la única aliada posible.
Dime que amar no es más que un juego de niños.
Dime que la vida no conduce a ningún lugar.
Dime que nada de lo que hagamos tiene sentido.
Dime que un abrazo no te hace sentir nada.
Dime que la confianza no existe.
Dime que la felicidad es tan sólo un espejismo...

Ven, mírame y dímelo, porque sino no entiendo nada.
No entiendo cómo podemos condenar al mundo a la corrupción y a la destrucción.
No entiendo cómo somos capaces de levantarnos cada mañana y hacer como si no pasara nada.
No entiendo cómo somos capaces de transmitir tanto odio y desprecio por aquello y aquellos que nos rodean.

Necesito creer que un mundo mejor es posible, aunque de cada vez me resulte más difícil y empiece a considerarlo una utopía...

lunes, 5 de mayo de 2008

Felicidad

Cuando consigues aquello por lo que has luchado durante tanto tiempo te sientes pletórico y feliz, pero cuando esa felicidad llega de pronto entonces el mundo parece iluminarse. Cuando te levantas un día y te das cuenta que todo aquello que te pesaba ha desaparecido una sonrisa aparece en tu rostro y no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso. A partir de entonces todo te parece mucho más sencillo, no encuentras objeción ni obstáculo alguno. Te sientes capaz de comerte el mundo y te apetece contagiar esa felicidad a cuantos están a tu alrededor. Desaparecen como si nunca hubieran existido todos aquellos pequeños inconvenientes surgidos de tu mal humor.

Hoy es uno de esos días y quiero gritarlo a los cuatro vientos. Hoy el mal humor, las penas, las preocupaciones y las obligaciones se quedan fuera. Hoy pienso guardar el reloj en un cajón y hacer que este momento sea eterno. Porque aunque hace ya unos días que conseguí parte de esta felicidad que me embarga no he sido plenamente consciente hasta hoy.

Y aunque se que mañana, pasado o quizá dentro de unos días nuevas preocupaciones ocuparán mi cabeza, aunque se que el mal humor y las caras largas volverán en algún momento, pienso disfrutar de este momento. Porque no todos los días eres capaz de afrontar cualquier problema. Porque no todos los días puedes enfrentarte al mundo con una sonrisa. Porque la felicidad es un tesoro que se debe mostrar.

Gracias por hacer que sea posible.

viernes, 2 de mayo de 2008

Pensamientos Inconexos

Sabes que no debes hacerlo.
Ya lo hemos hablado.
Me conoces.
Sabes que me desmoronaré.
No quiero pasar por esto otra vez.
Lo sabes.
Aun así me abrazas.
Y pasa.
Sabes que no lo soporto.
No quiero que me toquen cuando estoy mal.
Parece no importarte.
Lo haces igual.
Te acercas.
Te rehuyo.
No te das por vencido.
Lo intento.
Me conoces demasiado bien.
Caigo.
Me coges.
Una vez más sobran las palabras.
Tiemblo.
Me abrazas más fuerte.
Lloro.
Me ofreces pañuelos.
Grito.
Gritas conmigo.
En unas horas va a amanecer.
Tú te irás.
Nos despediremos una vez más.
Promesas que no cumpliremos.
Ni tú, ni yo.
Consejos difíciles de seguir.
Advertencias que quedan en el olvido.
Horas en silencio donde lo decimos todo.
Los restos de la cena aun sobre la mesa.
Las botellas vacías.
La música hace un rato que ha dejado de sonar.
No llegamos a ver la película.
El título yace como fondo de pantalla.
¿Damos una vuelta?
Hace frío.
Mejor nos quedamos en casa.
Recordamos.
Sonreímos.
Discutimos.
Hacemos las paces.
Lo has conseguido.
Como siempre.
La música vuelve a sonar.
Una canción conocida.
Momentos compartidos.
Confidencias.
Risas.
Lo sabes.
Lo se.
Ya no es lo mismo.
Volvemos a caer.
Ayer.
Hoy.
Mañana.
¿Importa?
A mi sí.
A ti también.
Un ascensor.
Yo y el suelo.
Responsabilidades.
Ahora no.
Mejor se quedan fuera.
Haciendo compañía al mal humor.
El reloj avanza.
Lo guardamos en un cajón.
Se te olvidará.
Así tendrás que venir a verme.
Chantaje.
Lo siento.
Palabras prohibidas.
La playa.
Queda demasiado lejos.
La distancia no es impuesta.
Nunca compartiste mis decisiones.
Nos hicimos demasiado daño.
Me equivoqué.
Te equivocaste.
No importa quién empezó.
Lo hicimos.
Cabezonería.
Algo compartimos.
Cosquillas no.
No empieces.
Ni se te ocurra.
Miento.
Lo notas.
Mientes.
Lo noto.
Duele.
Callamos.
Nos gritamos.
Nos entendemos.
Me conoces.
Te conozco.
El sol despunta por la ventana.
Lo sabes.
Lo se.
Esta vez será mucho más que un par de meses.
Lo mereces.
Lo merezco.
Ojalá fuera más fácil.
Nos llamaremos.
Mantendremos el contacto.
Siempre lo hacemos.
Para bien.
Para mal.
Estarás bien.
Estaré bien.
Sigue siendo un hasta luego.
No quiero que eso cambie.
Tengo miedo.
No puedo hacerlo.
Confieso.
Confiesas.
No hay represalias.
¿Sorpresa?
No.
Confianza.
Ahora ya lo sabes.
Detalles.
Eres más fuerte que yo.
Pero ahora me toca a mí ser fuerte.
Lo soportaré.
Me necesitas.
Te necesito.
No nos vamos a fallar.
Ahora no.
Hemos vuelto a ver amanecer.
Esta vez no me toca volver a casa a hurtadillas.
Queda pendiente una noche de cine.
¿En Palma?
Tal vez.
¿Y si…?
No sigas.
Ya no importa.
Quieres volver.
Si.
Tú no volverás.
En vacaciones.
A ver a la familia, los amigos…
Hasta ahora era al revés.
Hasta ahora no podía decidir.
Siempre has podido decidir.
Lo decidiste hace mucho tiempo.
Tú también.
Se hace tarde.
No olvides el reloj.
Es mejor así.
Quizá.
La próxima invito yo.
Sólo si es un helado de Ca’n Miquel.
Hecho.
No lo hagas.
Estás mal.
Te vas.
Eso ya lo sabías cuando me dejaste entrar.
Quizá por eso no quería verte.
Excusas.
Ven.
No quiero despedirme así.
Está bien.
Me voy.
Lo vuelves a hacer.
No pensarías que me iría sin una sonrisa.
Son lágrimas, no sonrisas.
Lo vuelves a conseguir.
Consigues calmarme.
Haces que por un momento lo olvide todo.
Siempre es igual con tus abrazos.
Lo sabes.
Haces que duren más de lo necesario.
Me encanta.
Sonrío.
Te encanta.
Otra noche que parecen escasos segundos.
Te acompaño.
Llegó la hora.
Sonríes.
Sonrío.
Te echaré de menos.
Hazme caso por una vez en tu vida.
Lo intentaré.
Mentirosa.
¿Tú lo harás?
Quizá.
Avísame cuando llegues.
Lo haré.
No lo harás.
Se te olvidará.
Seguramente.
No tienes remedio.
Eso ya lo sabías.
Hasta luego.
Te alejas.
Ya debes haber salido del portal.
Cierro la puerta.
Recojo los restos de la cena.
Pizza fría.
Cómo no.
Pienso en todo lo que hablamos.
Siempre me has dado buenos consejos.
Quizá debería intentarlo.
Hacerte caso.
No tengo mucho que perder.
Ahora ya no.
Quizá lo haga.
Si.
Lo haré.
Descuelgo el teléfono.
Se que me estás deseando suerte.

jueves, 1 de mayo de 2008

Crecer

Aun recuerdo aquel estúpido juego al que tantos años jugamos... la plaza llena, tu y yo en ella debíamos encontrarnos. Las reglas eran claras, no debíamos acercarnos; nada de saludos, besos o abrazos. Alguna mirada quizás... la sonrisa que delataba la derrota, pero cada uno por nuestro lado.

Así es como ha sido siempre, sea por lo que sea cuando uno emprendía un camino el otro iba en dirección contraria. Caminos paralelos que nos encargábamos de entrecruzar. Aprovechando cada segundo de esas confluencias fuimos creciendo. No nos dimos cuenta, yo no lo hice. Poco a poco el ascensor se fue quedando pequeño, quisimos salir al mundo y quizás no supimos cómo hacerlo. Uno subía, el otro bajaba. Uno se iba, el otro se quedaba. Caminos paralelos cada vez más difíciles de entrecruzar. Promesas que nunca se cumplieron. Miedos que no supimos enfrentar.

Y ahora que ha pasado el tiempo sigo esperando que llegue el momento. No éramos más que dos niños aprendiendo a jugar. Descubrimos un mundo nuevo dándonos la mano. Exploramos lo prohibido y nos deleitamos con lo aprendido. Risas, llantos, dudas y confesiones nos acompañaron a lo largo del camino. Quizás nos equivocamos demasiadas veces... supongo que es lo que tiene la inexperiencia. Pero no cambio ni uno sólo de esos momentos. Buenos o malos aprendimos de ellos. Nos fuimos conociendo.

Yo me quedo con esa primera impresión en el ascensor, con aquel primer y tímido beso, con las conversaciones de noches enteras, con los días de tormenta en la playa, con las reconciliaciones, con las tardes de estudio, con las confesiones, con los largos abrazos al pie de la escalera, con las sonrisas...

Quizá pasado un tiempo se produzca un encuentro fortuito...

miércoles, 23 de abril de 2008

Desconectar

Una vez más despierto sobresaltada en mitad de la noche. Las sábanas pegadas a mi piel y el pelo revuelto. Miro a mi alrededor y la oscuridad me saluda con su triste y ya conocido silencio. Intento tranquilizarme, sólo ha sido un sueño... pero tanta quietud me inquieta. Me levanto, quito las sábanas y me preparo un baño. Algo de música y unas cuantas velas.

Ya en la bañera, cubierta de espuma, me relajo. Mis músculos hasta entonces en tensión quedan laxos, en mi cabeza sólo un lienzo en blanco. Mi respiración se acompasa a la lenta melodía de fondo, una canción conocida que ahora no recuerdo. Tranquilidad.

Es entonces cuando haces acto de presencia, como siempre que bajo la guardia. Sin que apenas me de cuenta empiezas a pintar en el lienzo blanco. No tienes un propósito definido, colores y formas se mezclan en mi cabeza como una danza inprovisada. Vuelve la inquietud, la respiración agitada y el miedo irracional. Cuando quiero darme cuenta lo has conseguido de nuevo. Tu solo recuerdo me despierta y desconcierta. La música ha cesado y el agua empieza a enfriarse. Salgo y aún empapada decido llamarte. Necesito terminar con esto. Un tono... dos tonos... quizás debería colgar, no ha sido una buena idea... tres tonos... voy a colgar. "¿Hola?" Tu voz soñolienta me recuerda qué hora es y evoca a su vez demasiados recuerdos. Noches en vela estando a tu lado, risas y lágrimas compartidas, un parque, una tarde tormentosa... "Lo siento, me he equivocado" es la única respuesta que puedo articular antes de colgar.

Sentada en la cama me reprendo tanta estupidez hasta que el teléfono me sobresalta. Eres tú. Descuelgo y espero mientras oigo tu respiración al otro lado del teléfono. Antes no había incómodos silencios. De pronto, una voz desconocida pregunta si pasa algo. Sonrío, aunque se que no puedes verme. Ha sido una noche larga. Apago el teléfono, cambio las sábanas y me pongo el pijama. Me entretengo un rato desenredándome el pelo, una larga trenza y a la cama. El sol empieza a despuntar por la ventana. Quizás ahora consiga dormir.

lunes, 21 de abril de 2008

Queda Prohibido



Queda prohibido llorar sin aprender,

levantarte un día sin saber que hacer,

tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quieres,

abandonarlo todo por miedo,

no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,

hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,

no intentar comprender lo que vivieron juntos,

llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,

fingir ante las personas que no te importan,

hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,

olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,

tener miedo a la vida y a sus compromisos,

no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin

alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,

todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,

olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,

pensar que sus vidas valen mas que la tuya,

no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,

no tener un momento para la gente que te necesita,

no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,

no vivir tu vida con una actitud positiva,

no pensar en que podemos ser mejores,

no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

-Pablo Neruda-

domingo, 20 de abril de 2008

Yo digo basta

Me he cansado de tanta mentira e hipocresía. ¿Para que poner una cara alegre cuando quieres gritar al mundo entero que todo te parece una mierda? pues para no preocupar a quienes te rodean; ¿y para que, si al final acabas pagándolo con quien no debes?pues para intentar sentirte mejor contigo mismo. Y es que todo parece reducirse a lo mismo, intentar hacer lo mejor para que el resto de la gente este bien y así poder estar tu bien. Pues no. NO NO Y NO. Nos engañamos continuamente diciéndoos a nosotros mismos que solo es un mal día, pensando: ya se le pasara, seguro que no es nada. PUES NO. puede que efectivamente solo se trate de un mal día y que tal y como nos empeñamos en pensar se le pase con el tiempo pero, ¡sorpresa!, AHORA es tiempo. vivimos de acuerdo con el tiempo, y resulta que en este tiempo no está bien. Algo pasa. Y no podemos limitarnos a decir "uy, ya se le pasara". Para eso mejor no digas nada. Limítate a pasar sin mas, pues a veces es mejor callar. Y si no, dime qué piensas cuando te sueltan algo como: "que mala cara traes...", "nos hemos levantado con el pie izquierdo, eh?..." sincérate, piensas: "déjame en paz, capullo" o mejor un "me cago en tu madre". Pues si, todos tenemos malos días, y todos convivimos a diario con gente que los tiene pero claro, por supuesto, todos pueden, es más, deben, aguantar mis malos días, pero ¿para qué voy a aguantar yo lo de nadie?, si tienen un mal día mejor q se queden en casa y no fastidien a los demás. Si señor, he aquí la gran evolución del hombre. Podemos sentirnos enormemente orgullosos de la gran capacidad del ser humano para ser egocéntrico, egoísta e hipócrita. Todo para mi y nada para los demás. He aquí el gran lema del hombre moderno. ¿Que xq pongo cara alegre cuando quiero enviarlo todo y a todos a la mierda? pues para q no intenten hacer q intentan comprender lo que me pasa, xq hay días en los que simplemente no me apetece contar nada, xq que narices, xq no me da la gana dar explicaciones a nadie de lo que me pasa o me deja de pasar. Y que xq entonces lo pago con quien no debo? pues xq llega un momento en el que literalmente explotas, como si un gracioso pinchara un globo. Sí eso es, explotas, y explotas por la tontería mas grande jamás escuchada, pero lo haces. Y en ese momento crees que tienes toda la razón del mundo en criticar y escupir todo lo que piensas de todo el mundo. Y te sientes bien, y crees que has hecho lo que debías. Y te vas a casa. Y entonces, en el mejor de los casos empiezan los remordimientos por haber pagado el pato con esa persona, que lo más probable era la única que te ofrecía simpatía y ayuda y entonces te sientes mal y la llamas y le pides perdón, y entonces es cuando realmente te desahogas, pues lo mas seguro es que lo hayas pagado con un amigo. Y después de hablar largo y tendido sobre lo que sea que te ha hecho tener un mal día y que ha ido empeorando a medida que pasaban las horas, entonces, y solo entonces es cuando empiezas a sentirte mejor. Empiezas a pensar lógica y razonadamente y te das cuenta que al fin y al cabo no era tan grave la situación, aunque eso no haya importado en lo que llevas de día. Y es en ese momento en el que aparece una sonrisa en tu cara y sabes que mañana todo ira mejor. Xq si, xq no hay xq buscar mas explicaciones. Te vas a la cama y tienes dulces sueños. Y listo. Y si no entiendes que quizá mañana el que tenga un mal día sea el tipo que va sentado a tu lado en el autobús, tu madre, tu amigo, el carnicero o quien quiera que se cruce en tu vida, entonces bienvenido al mundo moderno. Si, es una mierda, pero es así. Hoy no sabemos preocuparnos mas que de nosotros mismos. Queremos atención constante única y exclusivamente para nosotros. Y a los demás que les den. Y quien diga lo contrario, por favor quiero conocerte!!!! podemos sentirnos sumamente altruistas por colaborar en una ong o ayudar en el terremoto tal y en el desastre cual, pero yo creo que mejor sería si empezáramos a ayudar a aquellos que tenemos al lado y lo hiciéramos porque realmente queremos hacerlo, y no porque este bien hacerlo y por lo tanto al hacerlo voy a sentirme mejor conmigo mismo. Y si realmente lo sientes, por supuesto, adelante!!, ayuda al mundo entero, eso seria magnifico!!! pero si solo es por imagen o xq así vas a sentirte mejor, entonces mejor déjalo y limítate a seguir en el mundo que hemos creado.

sábado, 19 de abril de 2008

Buenas noches

Llaman a la puerta. Pero se está tan bien aquí, acurrucada en la cama, envuelta en el edredón y rodeada de almohadas y peluches. Fuera está lloviendo. La mañana ha despertado con un manto gris. En la calle la única gota de color son los diversos paraguas que pasan corriendo y que esconden caras largas de aquellos que han despertado entre lluvia y no se han podido quedar en la cama. Vuelven a llamar. No quiero abrir. No me quiero mover. Por un instante el tiempo se ha parado en mi habitación. No quiero volver al tic tac del reloj. Llaman. ¡Qué impaciencia! La lluvia suele hacer que la gente esté de mal humor. Todo son prisas y malas caras en un día lluvioso. Yo no quiero estar mal lo que queda de día. No. Me quedaré en la cama. No abriré. No saldré de mi escondite en todo el día. Pueden llamar todo lo que quieran. No me molestarán. Vuelvo a arrebujarme en la cama. Se está tan bien. Han dejado de llamar. Ya volverán. Y si no vuelven será que no era importante. Ha sido una buena decisión no moverme de la cama. El despertador descansa en un cajón. Se quedará allí hasta mañana. Hoy el tiempo no importa. Nada importa. Es entonces cuando acudes a buscarme entre sueños. No hace tanto tiempo, en un día como hoy, tu estabas a mi lado, en la cama. Sin nada mejor que hacer que quedarnos allí hasta que saliera de nuevo el sol. Muchos de los peluches que me rodean fueron regalos tuyos. No tenía porque ser un día especial, ni ninguna celebración. Simplemente llegabas a casa con algún detalle y una gran sonrisa. Pero hoy no. Hoy no voy a pensar en nada. Solo voy a disfrutar de la tranquilidad de estar en casa. Sin nada que hacer. Sin ninguna preocupación. Para eso ya está el mañana. Mañana me ocuparé de lo que quede por hacer. Contestaré al teléfono, abriré la puerta, aguantaré las caras largas y agradeceré las sonrisas. Pero hoy voy a desaparecer. Y solo dejaré que me encuentre el sol. Bona nit.