miércoles, 14 de abril de 2010

Empequeñeciendo

Tan pequeña se había vuelto que podías encontrarla dentro de una cajita, la misma en la que tiempo atrás había conseguido guardar el miedo que ahora campaba a sus anchas. Una cajita tan pequeña que impedía sentir nada, pues nada más cabía en ella. No había espacio para las lágrimas y tampoco para la risa. No había manera posible de acceder a ella. El miedo se encargaba de ello, pues si algo o alguien lograba encontrar la cajita podrían volver a encerrarlo a él... por eso la escondía con tanto afán, disimulando e intentando no dar ningún paso en falso. No quería volver a ser encerrado, mejor que fuera ella la que se quedara ahí dentro. De todos modos nadie se había dado cuenta, era un experto en controlar la situación. Y mientras tanto ella seguía en ese minúsculo espacio. Se resistió al principio... hasta que decidió que no valía la pena el esfuerzo y se dejó vencer. Fue entonces cuando se hizo tan pequeñita como para que el miedo la pudiera encerrar. Ella misma construyó la cajita, fue ella quien decidió que fuera así de pequeña, así que ahora no se podía quejar. Podría haber seguido luchando, defenderse y hacerse fuerte. Podría haber vencido al miedo como tiempo atrás. Pero está vez se resignó. Quizás estaba cansada de luchar. Quizás no supo como seguir. Quizás necesitaba escapar de la realidad. Y quizás, sólo quizás, algún día pueda salir y volver a luchar.