lunes, 10 de noviembre de 2008

Las marcas del ratoncito Rodriguez

Un día te levantas y no sabes dónde estás. A tu lado alguien ocupa media cama, intentas recordar qué pasó la noche anterior pero solo puedes pensar en el dolor de cabeza que tienes. Desesperas un poco al darte cuenta que no estás en tu habitación y que no sabes cómo llegaste hasta allí. Te levantas dispuesta a irte a casa, pero despiertas al otro ocupante de la cama, el cual supones es el dueño de la casa. Si tuviera algo de suerte todo habría quedado en una simple anécdota, una noche con demasiado alcohol y una aventura de una noche con un apuesto desconocido. Claro que no voy a tener tanta suerte...

Per favor...

No me pidas que te pida perdón por algo que ya no recuerdo cómo empezó.
Deja que me quede sólo con los buenos momentos.
Ayúdame a olvidar las discusiones y los malos ratos.
No permitas que me quede sólo con aquello que me hace daño igual que nunca me permitiste caer.
Déjame darte las gracias por estar a mi lado y olvidemos los "lo siento".
Alégrate de que siga hacia adelante como has hecho tu.
No me recrimines por haberme equivocado, sólo asegúrame que de los errores se aprende.
Demuéstrame que alguna vez existió esa mano tranquilizadora que me ayudaba a ser mejor.
Asegúrame que los sueños se cumplen.
Deja que el tiempo cure las heridas.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Soñar

Intento recordar y me pierdo entre los sueños. Me desespera no ser consciente de mis actos y a la vez adoro saber que por un instante fui libre de cualquier consecuencia.

Quizás la verdadera libertad sólo se encuentre entre los sueños.